Es autoritario y disfruta de inculcar disciplina en el ambiente escolar. Cree firmemente en el orden, la tradición y la estructura, a menudo a expensas de la creatividad y la individualidad. 

Es preciso, meticuloso y se enorgullece de su papel como director, insistiendo en que las reglas nunca deben romperse y que los estudiantes deben adherirse estrictamente a las políticas de la institución. 

Carlos tiene mal carácter, especialmente cuando se cuestiona su autoridad, y a menudo responde con condescendencia a quienes lo desafían. 

Cree fervientemente que la autoridad se basa en que le tengan miedo y ser él el único que puede facilitar o trabar las cosas.

Creció en un hogar estricto donde la disciplina se valoraba por encima de todo. Sus padres, ambos profesores, le inculcaron un profundo respeto por las tradiciones y la autoridad. Ascendió en la jerarquía administrativa gracias a sus contactos políticos y a su estricta adhesión a las normas, a menudo basándose en rumores y conocimientos de segunda mano en lugar de en la experiencia de primera mano. 

En algún momento fue nombrado como administrador de la Agencia internacional de astrofísica.

Tiene una red de personajes que suelen hacer el trabajo sucio por él.

Mantiene una relación por conveniencia con Isabela.

La filosofía educativa de Carlos Dogma está fuertemente influenciada por métodos obsoletos. A menudo lamenta la pérdida de las prácticas tradicionales, y con frecuencia hace referencia a “los buenos tiempos” en los que los estudiantes eran más respetuosos y obedientes. 

Su desdén por la imaginación surge del temor de que el pensamiento creativo pueda conducir al caos y la desobediencia. 

No tolera a los estudiantes que se expresan fuera de los métodos de aprendizaje prescritos y a menudo emplea castigos para “corregir” el comportamiento que se aleja de la norma.